En
la Antigua Grecia
hubo un grupo de intelectuales llamados Sofistas (los sabios de profesión), cuya
finalidad intelectual no era la búsqueda
de la verdad, sino lograr un alto prestigio en sus discípulos y oyentes,
obtener jerarquía política, social y monetaria; al poco tiempo se convirtió
únicamente en un medio lucrativo: manipular a la sociedad griega con argumentos
relativos y hasta con falsas nociones tan sólo para obtener alguna utilidad
material. Fueron precursores del exagerado uso de la opinión, no importando si
estas opiniones fueran absurdas y sin fundamento, y provocaron grandes daños a
la educación y formación de los jóvenes griegos.
La actualidad nos demuestra como la
historia no se repite sino que continúa; en el vecino, hermano y querido
Paraguay, tierra de donde vienen mis raíces, observamos asombrados como
utilizando sofismas, la oligarquía local ha engañado a parte de la población
para echar a un presidente elegido por el Pueblo y colocar en el palacio de los
López a alguien mas afín a ellos sin ningún tipo de tapujos, provocándole gran
daño al pueblo paraguayo, a la democracia y a toda Suramérica. Pero no
encontramos sofistas solamente allá, también los hay de este lado del río, hace
un tiempo lo más alto de la
Sociedad Rural engañó a muchos (incluso a los mismos
campesinos que son explotados por ellos) que ellos eran el “campo”; hoy la
huelga nacional con movilización motorizada por el Secretario General de la CGT utilizando también
sofismas para engañar y confundir a la sociedad argentina llevando como bandera
la lucha por el mal llamado impuesto a las ganancias en los salarios, que no es
otra cosa que impuestos a los salarios que están por encima de $8.000, o sea
salarios altos, que como bien lo explicara la Presidenta Cristina
Fernández de Kirchner es solo el 19% de los trabajadores, mientras que el 81%
restante no llega a ese mínimo no imponible, lo cual no es malo, ni se está en
contra de cobrar buenos salarios, el tema en cuestión es que con ese impuesto y
otros más, se están realizando muchas obras y acciones sociales en todo el país
para ir achicando cada vez las inequidades e injusticias que nosotros como
formoseños las conocíamos muy bien. El reclamo de subir el mínimo no imponible
es justo y entendible pero solo para un sector minoritario de los trabajadores,
es por eso que creemos que la lucha es la equivocada, porque lo que deberían
seguir intentando los gremios es conseguir, en paritarias, mejores salarios,
pero en paritarias, no bloqueando la salida de camiones de combustible porque
lo único que se logró con eso fue desabastecer al resto de los argentinos que
también somos trabajadores como ellos. Pero nunca mezclar y querer hacerlo
desde la CGT
porque es acá donde estamos confundiendo a la gente y provocando todo tipo de
discordia.
De mi padre, un sindicalista que
siempre luchó por los trabajadores, aprendí que siempre se debe hacer lo
correcto en defensa de ellos mediante acciones responsables; ahora bien, hacer
lo correcto empieza con saber que es lo correcto, estoy convencido de que lo
correcto no es bloquear la distribución de combustible al resto del país
desabasteciendo a todos; lo correcto no es aliarse con aquellos sectores y
grupos que tanto mal le han hecho al país solo para librar una batalla
olvidando toda la lucha anterior; lo correcto no es ser funcional a los grandes
grupos económicos que lo único que buscan es mano de obra barata diciendo que
se defiende a la mano de obra; lo correcto no es enfrentar a un gobierno que ha
creado millones de puestos de trabajo si se dice defender a los trabajadores,
lo correcto no es amenazar por todos los medios y denunciar que uno no se puede
expresar libremente si lo está haciendo. En fin, no soy yo ni nadie en
particular quien define cual es el límite entre lo correcto y lo incorrecto, sí
lo son las acciones, las decisiones tomadas y sus consecuencias en la sociedad
en este caso. El soberano siempre es el Pueblo.
Estamos transitando un momento
único, histórico, irrepetible, estamos viviendo todo por lo que dieron su vida
San Martín, Belgrano, Artígas, Bolívar, Güemes y el Che, ese sueño de una
Patria Grande Unida, de pié ante el mundo. Por eso no podemos permitir que esto
nos enfrente nunca más, tenemos que ser mas inteligentes que ellos, demostrar
que somos una sociedad madura y con experiencia, que sabe lo que quiere y que
lo defiende a ultranza. Hay dos clases de hombres quienes padecen la historia y
quienes la hacen. ¡Hagámosla juntos! Eso es lo mejor que nos puede pasar, no
nos dejemos engañar, sabemos cual es el camino correcto y hacia allá debemos ir.