"Formo parte de una generación diezmada, castigada con dolorosas ausencias; me sumé a las luchas políticas creyendo en valores y convicciones a las que no pienso dejar en la puerta de entrada de la Casa Rosada... Vengo a proponerles un sueño, reconstruir nuestra propia identidad como Pueblo y como Nación; vengo a proponerles un sueño que es la construcción de la verdad y justicia; vengo a proponerles un sueño que es el de volver a tener una Argentina con todos y para todos. Les vengo a proponer que recordemos los sueños de nuestros patriotas fundadores y de nuestros abuelos inmigrantes y pioneros, de nuestra generación que puso todo y dejó todo pensando en un país de iguales... Vengo a proponerles un sueño: quiero una Argentina normal, quiero que seamos un país serio, pero además, quiero un país más justo. Anhelo que por estos caminos se levante a la faz de la tierra una nueva y gloriosa nación, la nuestra. Muchas gracias ¡Viva la Patria!".
Néstor nos dijo estas palabras, y cambió la cabeza y la voluntad de miles. Y es ahí donde empezó el cambio, ahí, en el saber y comprender que juntos podíamos y debíamos salir a luchar.
Sin entrar, pero tampoco sin olvidarme, de todo lo que hizo por Formosa junto a Gildo, sin detallar punto por punto lo que fue y lo que significó la Reparación Histórica, sino centrándome en sus palabras es que escribo estas líneas.
Néstor vino a Formosa y nos dijo "Siempre me voy a acordar de los actos en Formosa, siempre me voy a acordar del cariño y la solidaridad de miles y miles de trabajadores formoseños, que a pesar de las crisis nunca bajaron los brazos, siempre me voy a acordar de este Pueblo querido y humilde que me abrió su corazón para darme fuerzas para hacer un país distinto...".
Si como sabemos, las palabras son símbolos, entonces las palabras de Néstor fueron símbolos que representaban una señal, un faro, una dirección.
Pensó y construyó un País Federal en serio, el país que soñaron San Martín, Rosas y Perón. No solo desde la teoría, sino principalmente desde la práctica.
Siempre leí, siempre estudié y siempre admiré a Juan Perón, y en él lo vi.
Como Argentino, como Peronista, y principalmente como Formoseño, te doy un enorme ¡GRACIAS FLACO!. Que bien le vendrías a la Argentina de hoy.
Aquellos que éramos jóvenes por esos años y hoy ya peinamos algunas canas, que hoy somos una Generación Intermedia, que aprendimos la militancia desde el amor y no desde conseguir premios; que aprendimos que la política es para cambiar lo que está mal, que aprendimos que la política siempre es para y por el pueblo; seguimos estando presentes y firmes; y te recordamos como reza aquel poema del compañero torturado/desaparecido Joaquín Areta que nos leíste; te recordamos por haber hecho caminos, por haber marcado un rumbo, porque emocionaste nuestras almas; Flaco, cumpliste con tu deber de hombre.
¡Imposible apagar tanto fuego!
Luis A. Sebriano (h)