miércoles, 31 de octubre de 2012

Hernández y un pasado que huele mal

nota de Formosa 360

Cada vez que aparece en escena el ex intendente radical, Gabriel Hernández, con sus lecciones de moral y buena conducta, me viene a la memoria una larga lista de irregularidades y delitos que tuvieron lugar durante su desastrosa gestión, aunque una de ellas es la que considero más aberrante. Una, que ni el ateo más desalmado hubiese sido capaz de maquinar, pero que sin embargo Hernández la concretó en el cementerio Virgen del Carmen.
En estas fechas próximas al día de los Fieles Difuntos y en el marco de recordación a los seres queridos que ya no están, de la causa que involucrara a Hernández en un fraude en la venta de parcelas en el céntrico cementerio y en la que se habían descubierto la desaparición de 84 cadáveres, no avanzó, sigue dormida y encajonada. Más triste aún, Hernández, su autor intelectual, no recibió condena alguna y sigue creyéndose una blanca e inmaculada palomita.
Para refrescar la memoria de los lectores es necesario remitirse a los hechos acecidos en el 2000, cuando una denuncia a la Justicia de decenas familiares había asegurado que las tumbas de sus seres queridos habían desaparecido misteriosamente del cementerio Virgen del Carme. En su lugar, se encontraron las tumbas de otras personas. El hecho cobró notoriedad cuando los denunciantes se presentaron ante el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde para que se iniciara una investigación que determinara si hubo fraude en la venta de parcelas.
La investigación arrojó a la luz que 84 cadáveres estaban apilados uno sobre otro, distribuidos en bolsas de consorcio, de arpillera y en ataúdes. Ese atroz y denigrante hallazgo era una prueba irrefutable de que se había lucrado con los restos de los seres queridos de varios vecinos formoseños.
A la causa caratulada como “Violación de los deberes de funcionario público, fraude por la venta de parcelas más de una vez y hurto” se sumaba la venta de parcelas ubicadas en los pasillos del cementerio y otra causa, involucraba a el ex intendente con la aparición de restos de ataúdes en el basurero San Antonio de la ciudad, había manifestado en su momento Arroquigaray, el juez que entendía en la causa.
Pero hoy a varios años, Hernández sigue suelto y tal vez la causa ya este prescripta por trajín o miedo de los Jueces y Fiscales.
Esta situación de desidia judicial es inaceptable y mas de un magistrado se merecería un Jurys por proteger a este villano luego de haber jugado con los sentimientos de familiares que creían que sus muertos descansaban en paz, cuando en realidad eran tratados como basura y encimados como perros muertos.
Ese acto desalmado perpetrado durante la gestión de quien – como dice la Biblia- “Ve la paja en el ojo ajeno y no la viga que tiene en el suyo”, habla del descaro de un funcionario muerto políticamente. Falto de ideas y con un pasado oscuro que pesa sobre sus espaldas, es incapaz de llamarse al silencio para evitar la ridiculez de sus dichos.
Cada vez que se acercan estas fechas, no puedo dejar de recordar este hecho lamentable que manchó de dolor e impotencia a los familiares de los cadáveres ultrajados por una codicia desmedida del funcionario municipal, que a pesar de las evidencias, siguen libertad, pero que estoy seguro no, escapará de la Justicia divina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario