martes, 27 de noviembre de 2012

Una nota del compañero Carlos (Joselo) Roble, muy cierta


UN CANTO A LA VIDA


Las corporaciones mediáticas buscan instalar mediante el repiqueteo diario la existencia de un “Gran Relato” que son las acciones del gobierno nacional. Sostienen que la gestión de Cristina Fernández de Kirchner sigue a pie juntillas estrategias y tácticas de Ernesto Laclau en una contienda épica por la hegemonía discursiva “creando enemigos simbólicos verosímiles y vencibles”.
Nada tan alejado ni distorsionante de las políticas de gobierno.
Esas afirmaciones no tienen anclaje en la realidad porque no existe tal batalla por la hegemonía del discurso, sino políticas de Estado para cambiar el paradigma conservador y neoliberal que causó al país la peor de las catástrofes sociales y económicas cuando estalló en 2001.
Con el advenimiento de Néstor Kirchner se impulsó otro modelo. Soluciones argentinas para problemas argentinos, como señaló Juan Domingo Perón el 15 de agosto de 1944 en su discurso como secretario de Trabajo y Previsión en la Bolsa de Comercio.
La política como herramienta de transformación. No la economía y sus gurúes conservadores o neoliberales subordinando a la política que derivaron en aquella catástrofe que tuvo al país al borde de la disolución.
Ese es el nuevo paradigma. La independencia económica, soberanía política para la justicia social en una comunidad organizada.
El peronismo irrumpió con su cosmovisión totalizadora para devolverle al país, a las personas de carne y hueso, la dignidad perdida por la fuerte transferencia de ingresos desde los sectores humildes y medios hacia una minúscula clase alta dueña de los resortes de la producción y la economía.
Este proceso continuado por la Presidenta carece de “relato” pero sí enfrenta enemigos reales no “simbólicos”. Entre ellos los multimedios –instrumentos visibles de los grupos económicos concentrados- acostumbrados a coercionar gobiernos para mantener privilegios, aún a un costo social altísimo.
La información de estos medios pasó a un segundo plano para convertirse sí en “relato”. A falta de oposición de los partidos aquellos construyen la información a partir de un posicionamiento político. El discurso de la información (periodístico) presenta la disociación propia del político, la construcción de un “otro negativo”: el Gobierno nacional.
Este hecho muestra a las claras quienes ponen palos en la rueda. Y también cómo construyen hegemonía con dirigentes que son funcionales a esas acciones.
Lo  conflictivo para un país es no tener la posibilidad  de tener oposición y con un plan B, para poder entregar a  sus ciudadanos. Este hecho  de no tener opciones electorales validas,  parecería  ser el denominador común  después de los sucesos trágicos e inolvidables del año 2001, cuando el   los argentinos entramos  en una  batalla por la vida y la comida.  No eran los dólares o  si podíamos o no salir a vacacionar fuera del país  lo que llenaba  la mesa  en aquellos días. Los argentinos luchábamos para no matarnos entre nosotros.
La reforma económica trataba simplemente dos puntos fundamentales: mantener dentro del país la riqueza del mismo; repartir esa riqueza equitativamente, sin que hubiera hombres que de esa riqueza sacaran tanto provecho que fueran extraordinariamente ricos, ni hombres que de esa misma riqueza sacaran tan poco beneficio que fueran extraordinariamente pobres.
Esa es la acción política del nuevo paradigma, que involucra a todas las instituciones de la República para que no se vean condicionadas sino manejadas por funcionarios sean leales y honrados servidores de la Nación.
El retorno de la política al centro de la escena hizo que la militancia, la discusión doctrinaria por el bien común volviera. La organización es indispensable, como que exista una oposición a la altura de las circunstancias.
Aquellos que se manifiestan como peronistas pero que están al servicio de quienes quieren  que  nada cambie deben tener en cuenta que “para ser peronista no es suficiente haber intervenido en nuestro movimiento; no es suficiente haber sido elegido para una función dentro del mismo, no es suficiente decirlo, cantarlo o ponerlo en pasacalles  no es suficiente    que lo digan los demás. Es necesario e imprescindible que cuanto se dice aquí se sienta profundamente”. El peronismo es  una filosofía de vida, es una  escuela de valores  superadores, el peronismo  es un curso de honor, un canto a la vida  y una demostración constante que el amor, vence al odio. Siempre, siempre, siempre y sin ninguna excepción.

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