Las fechas memorables de los tiempos de la Patria aluden fuertemente a la impronta y el compromiso de los hombres de cada tiempo. Para las gestas de mayo, en el mismo génesis de nuestra libertad, hubieron de estar sus protagonistas, y fundamentalmente, hubo de generarse una corriente de opinión, una política; un tiempo de pensarse a sí mismos y tomar decisiones en consecuencia, llevando sobre si los destinos de un pueblo. Buenos Aires con sus hombres, Saavedra, Moreno, Belgrano y otros, amparados de un puñado de patriotas y un pueblo que gestaba su propia suerte; se sacudieron del yugo español, poniendo a prueba la entereza y capacidad de una sociedad que emprendía libre su rumbo a un horizonte incierto.
6 años después, en San Miguel de Tucumán, el desarrollo de la historia había tomado otro carisma. La idea fuerza de liberar el puerto de Buenos Aires como una cuestión comercial de cariz centralista, se transformó en un grito continental de libertad en independencia de los pueblos y culturas olvidadas de la América del Sur. Los hombres eran otros. La visión en su integralidad había cambiado; para liberarse del yugo imperial había que unir los intereses, objetivos y anhelos respetando y haciendo respetar la diversidad cultural de nuestros pueblos. José Francisco de San Martín era el hombre de este tiempo, y con su visión política y su conocimiento militar había generado la fuerza para sostener la idea. Pujanza amparada en un pueblo diverso de sueños comunes, pues sus tropas se nutrieron de cada vertiente de criollos e indígenas de los territorios conocidos. Sus baluartes del norte repicaban el nombre de Martín Güemes y sus gauchos infernales, y en los pasillos susurrantes y conspiradores de Buenos Aires operaba la capacidad política de don Martín de Pueyrredón. La empresa, ardua y generosa para desterrar a los godos, necesitaba su fe de nacimiento; la carta de declaración de la independencia, un documento de compromiso de las provincias y de la esquiva Buenos Aires.
Tucumán, asediada por tropas patriotas y el afán de una emancipación naciente, albergó a los delegados provinciales y territoriales, que en una fecha como hoy firmaron este documento declarando nuestra independencia de cualquier dominación extranjera, y de cualquier sojuzgamiento interno. No era el fin de la lucha ni de la historia; era el comienzo…
El devenir de nuestro pueblo argentino fue; enfrentar una diversidad de etapas políticas con coyunturas proyectadas por los imperios de turno pugnando por nuestros recursos, la dominación de nuestro pueblo y la esclavización de nuestro espíritu. Internamente, las asimetrías entre provincias se fueron profundizando. Cada intento colonial tuvo su respuesta y sus hombres. Luego de San Martín fue Juan Manuel de Rosas, y en el siglo XX, Hipólito Irigoyen y el General Juan Domingo Perón. Las cuestiones internas que sojuzgaban a nuestros pueblos tuvieron otros tiempos… y otros hombres.
No es casualidad que para celebrar esta fecha histórica, se haya convocado en Posta Cambio Zalazar. En la conjunción de estas dos rutas, la nacional N° 86 y la simbólica ruta N° 28, se planta un hito, un mojón, que entre otras realizaciones de beneficio tangible o intangible en la realidad de los formoseños, se yergue en monumento a la dignidad ganada a la adversidad de un siglo. Esta fue la frontera. No la frontera política que nos marcaron desde Buenos Aires como zona de litigio devenida luego a zona de olvido; sino la frontera entre el ayer dominado por las necesidades y apremios de la asimetría injusta, y el hoy de las realizaciones geopolíticas y humanas que revoluciona el tiempo del hombre y cambia el concepto de frontera por el de punto geográfico de dignidad integrada en marcha hacia un futuro aun más digno.
En este lugar están los simbolismos emergentes de una revolución que nos libera de una dependencia y esclavitud planificada en políticas de olvido y exclusión, horadando el alma de nuestro pueblo, desmantelando su espíritu con asimetrías miserables y anárquicas que escribieron más de un siglo de anti-historia. Y este tiempo que se simboliza en Posta Zalazar, y que es eco del grito de independencia y dignidad de los padres de la Patria y que en los formoseños tiene, como todo tiempo histórico, un nombre instalado en el corazón del pueblo, que ha entrado al mismo por un derroche de amor y una interpretación superlativa en pensamiento y acción de los anhelos y sueños utópicos de un pueblo paciente, llamado por el tiempo y la política a protagonizar la más grande historia jamás realizada en este territorio con este pueblo: el compañero gobernador, hermano y padre de nuestras expectaciones cumplidas, de nuestros sueños materializados; el Dr. Gildo Insfrán.
Tres elementos se unen para cristalizar tiempos históricos: una idea fuerza, un conductor y un pueblo. la idea viene del genio del General Perón, una revolución trascendente de profundo contenido humanista, una manera cristiana de realizar la política, que construye equidad, iguala las oportunidades y exalta al hombre como centro de la historia. El conductor es el interprete, que toma su carga ideológica convencido, asume la historia de su pueblo, y desde un punto inexorablemente crítico, cataliza la diversidad en un paradigma, la modela en el tiempo, la proyecta en acciones y la plebiscita ante el soberano; el pueblo. y es el pueblo quien legitima, desde sus herencias y su memoria, desde su dogma y sus valores, desde su decisión que rompe esquemas y derriba fronteras.
Hoy podemos ver con claridad cómo se transforma la historia… Cómo un pueblo oprimido y olvidado por más de una centuria encuentra el camino para su liberación y su realización, cuando quien conoció por protagonismo propio el devenir de su pueblo, un adalid y estadista, lo interpreta y conduce por el camino de la identidad y la trascendencia, transitando el único camino que libera; un Proyecto propio, inclusivo y digno.
Ya no quedan fronteras en nuestra tierra, ya no hay olvidos ni desidia, ya no hay divisiones… estamos integrados con nuestra diversidad, con nuestra identidad de sangres mixturadas, mestizos de sangre y puros de corazón y espíritu. Todos incluidos en un gran Proyecto de vida. Sin distingos. Para que remontar tan lejos; hace unos días el compañero gobernador, Dr. Gildo Insfran inauguraba en el Potrillo una iglesia anglicana, en justicia por una tarea de décadas, y prometió, que ya es un hecho en sí mismo, la construcción de una iglesia católica. Ese es el respeto ecuménico a las creencias de nuestras comunidades. Y así siempre se trato respetuosamente y con sano orgullo a la diversidad de culturas y creencias que forman el pueblo de la provincia de Formosa; como lo hizo San Martín en los primeros tiempos de la Patria. Rescatando cada lengua madre en la educación, incorporando en ella lo que depara el futuro a cada uno de nosotros, construyendo más allá de la obra física que cubre todo el ámbito territorial, una obra más importante, la de construir con fundamentos la libertad de los individuos que integran esta comunidad organizada. La educación libera, el trabajo dignifica. Los hombres que cumplen estos preceptos básicos, nunca serán olvidados por el pueblo.
Los ojos y el alma se regocijan cuando uno sale a los caminos de este nuevo tiempo. Uno que ya tiene sus años recuerda y compara, evoca y se enorgullece, pero hay generaciones nuevas que no conocen lo que fue. Generaciones que nunca tuvieron vergüenza de ser formoseños, porque ya crecieron en este tiempo. Hay que contarles lo que fue y como se transformó. Que no crean que las obras de las rutas, del tratamiento hídrico del bañado la Estrella, de los centros de salude y hospitales, de la diversidad productiva, siempre estuvieron. Hay que contarles que esto es el amor de un conductor con su pueblo. es el resultado de hacerse cargo de la herencia, entender al hombre como primordial en la política y construir con el, con ella, con ellos, con nosotros, esto que estamos viviendo, y que no hay más adjetivos para calificarlo y que lo podemos resumir en revolución. Una revolución trascendente que conduce un verdadero heredero de San Martín, de Rosas y de Perón, el compañero Gildo Insfrán.
Estamos transitando tiempos cruciales en la Nación Argentina, tiempos que se reinauguraron en el inicio de este siglo con la impronta de un gran hombre, político, peronista y provinciano, el Dr. Néstor Kirchner. Son tiempos marcados por un Proyecto Nacional y Popular y que hoy conduce la compañera presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Y son cruciales, porque el acecho de los personeros de la dominación no ha decrecido. El éxito del Proyecto Nacional, la independencia económica del fondo esclavizante, la dignificación del pueblo en la redistribución de la riqueza que llega a cada rincón de la Patria, el renacer de la política como herramienta de transformación y construcción de dignidad, ha hecho que el enemigo fortalezca sus medios de dominación que son muchos y peligrosos. Hoy dicen que las elecciones de este año no son importantes, que son solamente legislativas. ¡Cuidado! Nos quieren sacar de la pelea. Estas elecciones son tan importantes para nuestra historia como la reunión de Tucumán en 1816, porque el pueblo va a definir el rumbo de la Patria, y nosotros decimos que la Patria para consolidar su destino necesita de los hombres y mujeres del pensamiento y la acción nacional y popular, cuya columna vertebral es el pensamiento y la capacidad de acción peronistas. Así que en las primarias de agosto, y en las generales de octubre tenemos la grana oportunidad de escribir una página importante en la historia, concurriendo a las urnas y poniendo por encima a la Patria, ratificar nuestro modelo de país, de provincia y profundizar nuestro proyecto de Nación.
Hoy 9 de julio de 2013, en este mojón histórico de nuestra patria chica, desde Posta Cambio Zalazar, en exaltación al espíritu de los padres de la Patria, podemos afirmar que la lucha por la independencia aun no ha concluido y que para estos tiempos, con estaturas superlativas, acordes con lo que el pueblo manda, tenemos hombres y mujeres patriotas que no conducen hacia la grandeza. Y así como los Padres nuestros, de la Patria, que están en el bronce, hoy podemos decir con orgullo que el corazón de nuestro pueblo se albergan nombres que la historia recordará como artífices de un tiempo nuevo: Néstor Carlos Kirchner, Cristina Fernández, y Gildo Insfrán… ¡Viva la Patria!
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