martes, 25 de enero de 2011

Hoy con ustedes: La tercera Posición. Toda una definición ideológica y filosófica -5ta clase de Formación y Adoctrinamiento-


TERCERA POSICION DOCTRINARIA

Peronismo:

"Doctrina Nacional adoptada por el Pueblo Trabajador Argentino, la Doctrina Peronista o Justicialismo, que tiene como finalidad suprema alcanzar la felicidad del Pueblo y la Grandeza de la Nación, mediante la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política, armonizando los valores materiales con los valores espirituales y los derechos del individuo con los derechos de la Sociedad."

No hay mejor explicación sobre qué es el peronismo, que las dadas en su tiempo por el General Perón, mentor de la doctrina que sostiene la Soberanía Política, la Independencia Económica y la Justicia Social. Por eso mismo, exponemos en esta página lo que escribiera en su libro "La fuerza es el derecho de las bestias" sobre su doctrina, nuestra doctrina:

LA TERCERA POSICIÓN DOCTRINARIA
 
                        "Para nosotros los justicialistas el mundo se divide hoy en capitalistas y comunistas en pugna: nosotros no somos ni lo uno, ni lo otro. Pretendemos ideológicamente estar fuera de ese conflicto de intereses mundiales. Ello no implica de manera alguna que seamos en el campo internacional, prescindentes del problema.
            Pensamos que tanto el capitalismo como el comunismo son sistemas ya superados por el tiempo. Consideramos al capitalismo como la explotación del hombre por el capital y al comunismo como la explotación del individuo por el Estado. Ambos “insectifican” a la persona mediante sistemas distintos. Creemos más; pensamos que los abusos del capitalismo son la causa y el comunismo el efecto. Sin capitalismo el comunismo no tendría razón de ser, creemos igualmente que, desaparecida la causa, se entraría en el comienzo de la desaparición del efecto.
            Esto lo hemos probado durante los ocho años de nuestro gobierno en que, el Partido Comunista en nuestro país, alcanzó su mínima expresión. Para ellos nos bastó suprimir los abusos del capitalismo procediendo por evolución en los sistemas económicos y sociales.
            Es indudable también que esta revolución reaccionaria [la llamada Revolución Libertadora], al destruir parte de nuestras conquistas y volver a los viejos sistemas, traerá consigo un recrudecimiento del comunismo en la Argentina. El comunismo es una doctrina y las doctrinas sólo se destruyen con una doctrina mejor. La dictadura militar con su sistema de fuerza y arbitrariedad pretenderá destruir con la fuerza lo que es necesario tratar con inteligencia. Ni la policía, ni el ejercito son eficaces en este caso. Una justicia social racionalmente aplicada es el único remedio eficaz y, los militares entienden muy poco de esto. Menos entenderán aún estando como están en manos del más crudo reaccionarismo conservador y clerical.
            Nuestra doctrina ha elaborado consecuentemente con la concepción ideológica toda una técnica de lo económico y lo social, como asimismo en lo político.
            En lo económico abandonamos los viejos moldes de la “economía política” y los reemplazamos por la “economía social” donde el capital está al servicio de la economía y ésta al del bienestar social. En lo social el justicialismo se basa en la justicia social a base de dar a cada individuo la posibilidad de afirmar su derecho en función social. Se capitaliza al Pueblo y se da a cada uno la posibilidad de realizar su destino, de acuerdo a sus calidades y cualidades, dentro de una comunidad que realiza a sí mismo por la acción de todos. En lo político buscamos congruentemente, el equilibrio entre el derecho del individuo y el de la comunidad.
            Yo puedo afirmar que el pueblo Argentino es justicialista y que las conquistas alcanzadas no pueden ser destruidas por la reacción. Nuestra doctrina sólo podría ser superada por otra doctrina mejor y, en la reacción, no veo hombres capaces de construir nada permanente.
            En cambio creo que la lucha se ha desencadenado en el Pueblo argentino, a raíz del establecimiento de la dictadura militar oligarco-clerical, será una tonificación para nuestro movimiento justicialista. La historia prueba que las doctrinas, para triunfar, necesitan ser combatidas. Ello las fortalece y las extiende. Si los cristianos no hubieran sido arrojados al circo, quizá el cristianismo no habría llegado al siglo XX.
            Nuestro movimiento es doctrinario. Podrán destruir nuestras estatuas y aun nuestras instituciones, pero, no lograrán neutralizar los sentimientos y la convicción de muchos millones de justicialistas convencidos, místicos y aun fanáticos."

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